jueves, 20 de abril de 2017

Buscar al mundo como solución cuando la Solución es Cristo. P. Steffano Gobbi

El P. Stefano Gobbi fue un sacerdote italiano que durante su vida recibió una gran cantidad de locuciones provenientes de la Virgen. No entro en la veracidad o no, de los mensajes recibidos por el P. Gobbi, ya que la Iglesia no se ha pronunciado a favor ni en contra de ellos. Es cierto que el P. Gobbi tuvo una cercana amistad con el Papa Juan Pablo II y que le tenía en gran estima. El Movimiento Sacerdotal Mariano, fundado por el P. Gobbi, tiene atractivos innegables, como su fidelidad a Cristo y la Virgen María. También dice mucho de este movimiento que no se haya convertido en un movimiento estructural dentro de la Iglesia. Esto propicia que sus integrantes estén menos “protegidos” y pongan la confianza principalmente en la Virgen y no en el poder de prelados presentes en la jerarquía.

Ahora, también es necesario indicar que es necesario ser crítico y discernir bien hasta donde los mensajes proféticos pueden degenerar en mileniarismo y con ello, en una espesa red que condiciona anímicamente la fe. La fe debe ser vivida con esperanza y sin estar esperando el final de los tiempos. Cristo fue especialmente claro en este punto, cuando fue preguntado por “la fecha” del final:

¿Cuándo sucederá eso, y cuál será la señal de tu venida y del fin del mundo? Tened cuidado de que nadie os engañe —les advirtió Jesús—. Vendrán muchos que, usando mi nombre, dirán: “Yo soy el Cristo”, y engañarán a muchos. Oiréis de guerras y de rumores de guerras, pero procurad no alarmaros. Es necesario que eso suceda, pero no será todavía el fin. (Mt 24, 3-8)

Ante la insistencia de los Apóstoles, dejó muy claro que no les iba a revelar el día:

Pero en cuanto al día y la hora, nadie lo sabe, ni siquiera los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre. La venida del Hijo del hombre será como en tiempos de Noé. Porque en los días antes del diluvio comían, bebían y se casaban y daban en casamiento, hasta el día en que Noé entró en el arca; y no supieron nada de lo que sucedería hasta que llegó el diluvio y se los llevó a todos. Así será en la venida del Hijo del hombre. (Mt 24, 36-39)

Entonces, cuidado con las profecías que nos puedan llevar a desear el final de los tiempos. Cuidado si empezamos a hacer caso a más y más videntes que conjeturan, señalan o propician que creamos que saben cuándo sucederá el fin de los tiempos. Nadie lo sabe. Hay que vivir como si cada día fuera el último día, sabiendo que cada día más es un regalo del cielo y una oportunidad para ser fieles a Cristo. Dicho todo esto, me permito citar un pequeño trozo de una de las locuciones del P. Gobbi, ya que nos ayuda a adentrarnos en el momento que vivimos actualmente:

[Habla la Virgen] Mi Corazón Inmaculado está herido, al ver cómo alrededor Suyo, se difunden el vacío y la indiferencia; la rebelión por parte de algunos pobres hijos Míos, obispos, sacerdotes, religiosos y fieles, y la oposición soberbia a su Magisterio. Por eso hoy Mi Iglesia es lacerada por una profunda división, es amenazada por la pérdida de la Verdadera Fe, es invadida por una infidelidad que se hace cada vez mayor. Cuando este Papa haya cumplido la misión que Jesús le ha encomendado y Yo baje del Cielo para acoger su sacrificio, todos seréis envueltos por una densa tiniebla de apostasía que entonces llegará a ser general. Permanecerá fiel solamente aquel pequeño resto que en estos años, acogiendo Mi invitación maternal, se ha dejado encerrar en el Refugio seguro de Mi Corazón Inmaculado. Y será este pequeño resto fiel, que Yo he preparado y formado, quien tendrá la misión de recibir a Cristo que volverá en gloria, iniciando así la nueva era que os espera”. (P. Stefano Gobbi. 13 de Mayo de 1991. Aniversario de la Primera Aparición de Fátima)

Dejemos a un lado las indicaciones temporales que contiene el mensaje que ha trascrito el P. Gobbi. Sólo Dios sabe el día y pretender poner fechas es, como poco, temerario. Fijémonos en la indicación que el P. Gobbi hace del resto fiel. Un resto pequeño, que concuerda con la indicación Joseph Ratzinger en el libro "Informe sobre la fe". La Virgen no se indica que el resto fiel deba hacer nada especial, ni dedicarse a luchar, ni intentar que el designio de Dios no se cumpla por medio de fuerzas humanas, estrategias, marketing o planificación empresarial. La Virgen pide fidelidad y oración para recibir a Cristo cuando retorne a la tierra. Esta "lucha", que no es una "lucha humana", se encuentra reflejada en el Apocalipsis (Revelación). Ahora podemos preguntarnos ¿Qué hacemos promocionando una iglesia activista tipo ONG, mientras que despreciamos la necesidad de oración y profunda confianza en Dios? ¿No estamos andando justo en sentido contrario a lo solicitado por el Señor y Nuestra Madre?

El “humo de satanás”, del que hablaba Pablo VI, tiene gran coincidencia con la “densa tiniebla de apostasía”, que el P. Gobbi reseña. El humo del maligno impide ver y envenena. Genera apostasía y tibieza en la fe. Nos hace creer que la solución es el mundo, cuando la única solución es Cristo. El humo maligno nos separa, nos divide, nos debilita. Asfixia la fe, que parece que pierde todo sentido trascendente. Nos lleva a preferir crear alianzas que cimienten el poder temporal y a despreciar la verdadera unidad interna de la Iglesia.

En este sentido es interesante hablar sobre la soledad del creyente fiel. Una soledad de la que tenemos que ser conscientes y aprender a vivir con ella. La trataremos en el siguiente artículo. 

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