domingo, 27 de febrero de 2011

Me alimentaste con la leche espiritual de tus divinas enseñanzas

Tú, Señor, me sacaste de los lomos de mi padre; tú me formaste en el vientre de mi madre; tú me diste a luz niño y desnudo, puesto que las leyes de la naturaleza siguen tus mandatos.

Con la bendición del Espíritu Santo preparaste mi creación y mi existencia, no por voluntad de varón, ni por deseo carnal, sino por una gracia tuya inefable. Previniste mi nacimiento con un cuidado superior al de las leyes naturales; pues me sacáste a la luz adoptándome como hijo tuyo y me contaste entre los hijos de tu Iglesia santa e inmaculada.

Me alimentaste con la leche espiritual de tus divinas enseñanzas.

Me nutriste con el vigoroso alimento del cuerpo de Cristo, nuestro Dios, tu santo Unigénito, y me embriagaste con el cáliz divino, o sea, con su sangre vivificante, que él derramó por la salvación de todo el mundo.

Porque tú, Señor, nos has amado y has entregado a tu único y amado Hijo para nuestra redención, que él aceptó voluntariamente, sin repugnancia; más aún, puesto que él mismo se ofreció, fue destinado al sacrificio como cordero inocente, porque, siendo Dios, se hizo hombre y con su voluntad humana se sometió, haciéndose obediente a ti, Dios, su Padre, hasta la muerte, y una muerte de cruz.

Así, pues, oh Cristo, Dios mío, te humillaste para cargarme sobre tus hombros, como oveja perdida, y me apacentaste en verdes pastos; me has alimentado con las aguas de la verdadera doctrina por mediación de tus pastores, a los que tú mismo alimentas para que alimenten a su vez a tu grey elegida y excelsa.

Por la imposición de manos del obispo, me llamaste para servir a tus hijos. Ignoro por qué razón me elegiste; tú solo lo sabes.

Pero tú, Señor, aligera la pesada carga de mis pecados, con los que gravemente te ofendí; purifica mi corazón y mi mente. Condúceme por el camino recto, tú que eres una lámpara que alumbra.

Pon tus palabras en mis labios; dame un lenguaje claro y fácil, mediante la lengua de fuego de tu Espíritu, para que tu presencia siempre vigile.

Apaciéntame, Señor, y apacienta tú conmigo, para que mi corazón no se desvíe a derecha ni izquierda, sino que tu Espíritu bueno me conduzca por el camino recto y mis obras se realicen según tu voluntad hasta el último momento.

Y tú, cima preclara de la más íntegra pureza, excelente congregación de la Iglesia, que esperas la ayuda de Dios, tú, en quien Dios descansa, recibe de nuestras manos la doctrina inmune de todo error, tal como nos la transmitieron nuestros Padres, y con la cual se fortalece la Iglesia. (San Juan Damasceno, De la Declaración de la fe, Cap. l: PG 95, 417-419)

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Poco se puede añadir a estaba preciosa oración de San Juan Damasceno. Leyéndola damos gracias por todo lo que hemos recibido de Cristo. Nosotros hemos recibido todo gracias a la Iglesia.

¿Damos gracias a Dios por la Iglesia que nos nutre y nos cobija? ¿Damos gracias por la leche espiritual que Cristo nos ofrece por medio de ella? Seguramente la sentimos más veces ajena que cercana. Tal vez la veamos más frecuentemente frente a nosotros que en nuestro interior. ¿Por qué?

La Iglesia no puede ser lejana o externa a nosotros. Si lo fuera, no sería realmente Iglesia sino una de las imágenes distorsionadas que con tanta facilidad nos proponen cada día.

Amad a la Iglesia, permaneced en la Iglesia, sed vosotros la Iglesia. (San Agustín)

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Señor, ayúdanos a ser Iglesia
amándola y permaneciendo en ella.
No nos permitas sentirnos alejados de ella,
ya que Tu cuerpo místico no puede ser
nunca algo ajeno y desafecto.
Gracias Señor por darnos la Iglesia
y enseñarnos que está más allá
de nuestros gustos y preferencias personales
Amén

sábado, 19 de febrero de 2011

La Iglesia, Virgen Madre

¡Oh maravilla de misterio! Uno es el Padre de todo, uno el Logos de todo, y uno el Espiritu Santo, el mismo en todas partes; y una sola también es la virgen madre: me complazco en llamarla Iglesia. Únicamente esta madre no tuvo leche, porque solo ella no llegó a ser mujer, sino que es al mismo tiempo virgen y madre, intacta como virgen, pero amante como madre. Ella llama a sus hijos para alimentarlos con una leche santa, el Logos acomodado a los niños. Por esto no tuvo leche, porque la leche era ese niño hermoso y querido, el cuerpo de Cristo. Con el Logos alimentaba ella a estos hijos que el mismo Señor dio a luz con dolores de carne, que el Señor envolvió en los pañales de su sangre preciosa. ¡Oh santos alumbramientos! ¡Oh santos pañales! El Logos lo es todo para el niño, padre, madre, pedagogo y nodriza. «Comed mi carne y bebed mi sangre», dice (cf. Jn 6, 53). Estos son los alimentos apropiados que el Señor nos proporciona generosamente: nos ofrece su carne, y derrama su sangre. Nada falta a los hijos para que puedan crecer (Clemente de Alejandría, El Pedagogo, 1,6,42)

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Leyendo este pasaje de Clemente de Alejandría es fácil darse cuenta de la esencia de la Iglesia. Las madres no se cambian o se reforman a gusto de sus hijos. El alimento del niño no se ajusta a sus gustos, sino a sus necesidades. Solo por medio de la Iglesia podemos Comer la verdadera Carne y beber la verdadera Sangre de Cristo, tal cual El lo instituyó. Sacramentos que nos unen y dan sentido como personas, comunidad e Iglesia universal. 

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Señor, estamos delante de Ti y te imploramos.
Condúcenos a tu redil y cuida de nosotros
Solo Tu eres la Puerta que nos guarda 
y nos aleja de todo mal.
Te doy gracias Señor Padre Santo, 
Dios Todopoderoso y eterno
porque aunque soy sólo un siervo pecador
y sin mérito alguno,
has querido conducirme a tu redil y
misericordiosamente me alimentas 
con el cuerpo y la sangre 
de tu hijo Nuestro Señor 
Jesucristo.
Amén.

sábado, 12 de febrero de 2011

Humildad

"Hijo mío, acuérdate de día y de noche, del que te anuncia la palabra de Dios; hónrale como al Señor, puesto que donde se anuncia la palabra, allí está el Señor. Busca constantemente la compañía de los santos, para que seas reconfortado con sus consejos. Evita fomentar las disenciones, y procura la paz entre los adversarios. Juzga con justicia, y cuando reprendas a tus hermanos a causa de sus faltas, no hagas diferencias entre personas. No tengas respecto de si Dios cumplirá o no sus promesas. Ni tiendas la mano para recibir, ni la tengas cerrada cuando se trate de dar. Si posees algunos bienes como fruto de tu trabajo, no pagarás el rescate de tus pecados.No estés indeciso cuando se trate de dar, ni regañes al dar algo, porque conoces al dispensador de la recompensa. No vuelvas la espalda al indigente; reparte lo que tienes con tu hermano, y no digas que lo tuyo te pertenece, poque si las cosas inmortales os son comunes, ¿con cuánta mayor razón deberá serlo lo perecedero? No dejes de la mano la educación de tu hijo o de tu hija: desde su infancia enséñales el temor de Dios. A tu esclavo, ni a tu criada mandes con aspereza, puesto que confían en el mismo Dios, para que no pierdan el temor del Señor, que está por encima del amo y del esclavo, porque en su llamamiento no hace diferencia en las personas, sinó viene sobre aquellos que el Espíritu ha preparado. En cuanto a vosotros, esclavos, someteos a vuestros amos con temor y humildad, como si fueran la imagen de Dios. Aborrecerás toda clase de hipocresía y todo lo que desagrade al Señor. No descuides los preceptos del Señor, y guarda cuanto has recibido, sin añadir ni quitar. Confesarás tus faltas a la iglesia y te guardarás de ir a la oración con mala conciencia. Tal es el camino de la vida." (Didache 1, IV)

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La Didaché o enseñanza de los Apóstoles es un texto del primer siglo y una ventana maravillosa donde encontrarnos con la Tradición que permanece viva dentro de la Iglesia. Dentro de este apartado IV, hay un breve parrafo que he resaltado: ".No estés indeciso cuando se trate de dar, ni regañes al dar algo, porque conoces al dispensador de la recompensa.

A veces tendemos a compartir lo que conocemos y entendemos con una actitud agria. Parecería que nos doliera compartir el pan de conocimiento con los demás o que les afeáramos no conocerlo de forma previa. Nos dice la Didaché que no regañemos al dar algo. Más bien, se trata de compartir con una sonrisa, ya que dar es un acto sagrado que nos une a Cristo. "... En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis".(Mt 25,40)

Quizás hoy en día nos sobre arrogancia y nos falte humildad a la hora de mostrar el camino que nuestros hermanos. En todo caso, toca orar a Dios para que nos asista en todo lo que con caridad y amor hagamos por el prójimo.

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Señor, que tu Gracia nos de humildad
y allane los caminos que nos
separan de los demás.
Ayúdanos a acercarnos con afecto
y sinceridad a quienes nos necesitan
Permítenos se camino de Ti hacia los demás.
Amén

domingo, 6 de febrero de 2011

Iglesia y Tradición

"Como antes hemos dicho, la Iglesia recibió esta predicación y esta fe, y, extendida por toda la tierra, con cuidado la custodia como si habitara en una sola familia. Conserva una misma fe, como si tuviese una sola alma y un solo corazón, y la predica, enseña y transmite con una misma voz, como si no tuviese sino una sola boca. Ciertamente son diversas las lenguas, según las diversas regiones, pero la fuerza de la Tradición es una y la misma. Las iglesias de la Germania no creen de manera diversa ni transmiten otra doctrina diferente de la que predican las de Iberia o de los Celtas, o las del Oriente, como las de Egipto o Libia, así como tampoco de las iglesias constituidas en el centro del mundo; sino que, así como el sol, que es una creatura de Dios, es uno y el mismo en todo el mundo, así también la luz, que es la predicación de la verdad, brilla en todas partes e ilumina a todos los seres humanos que quieren venir al conocimiento de la verdad. Y ni aquel que sobresale por su elocuencia entre los jefes de la Iglesia predica cosas diferentes de éstas -porque ningún discípulo está sobre su Maestro -, ni el más débil en la palabra recorta la Tradición: siendo una y la misma fe, ni el que mucho puede explicar sobre ella la aumenta, ni el que menos puede la disminuye". (San Ireneo de Lyón,Contra las herejías I,10,2)

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Es frecuente leer declaraciones en las que se ofrece iglesias alternativa, adaptadas a lo que en cada momento creemos más adecuado. Estas declaraciones suelen utilizar al famosa frase: "otra iglesia es posible". Frase que conlleva la destrucción de la Iglesia universal y la reedificación de una inmensa diversidad de iglesias particulares de cada cual.

Se olvida que el pegamento de la Iglesia es la Revelación de Dios a través de las Sagradas Escrituras y la Sagrada Tradición. Claro que otra iglesia es posible si dejamos de lado la Tradición y la Tradición no puede ser olvidada ni recortada. La Iglesia tiene una sola voz, lo que evidencias que las segundas, terceras y cuartas voces no son la voz de la Iglesia.

Pero este problema no es un mal de la modernidad, aunque la modernidad haya dado nuevas armas a quienes quieren destruir la Iglesia:

Los que no están en la comunión católica y se glorían, sin embargo, del nombre cristiano, se ven obligados a oponerse a los creyentes; osan engañar a los indoctos como si se valiesen de la razón, siendo así, que el Señor vino cabalmente a traer esta medicina de la fe impuesta a los pueblos. Pero los herejes se ven obligados a hacer eso, como he dicho, porque sienten que serían repudiados con desdén si comparasen su autoridad con la de la Iglesia Católica.


Tratan, pues, de superar la autoridad de la Iglesia inconmovible con el nombre y promesa de la razón. Esta temeridad es normal en todos los herejes. Pero aquel emperador clementísimo de la fe, nos dotó también a nosotros del magnífico aparato de la invicta razón, valiéndose de selectos varones y piadosos y doctos y verdaderamente espirituales. Y al mismo tiempo fortificó la Iglesia con la ciudadela de la autoridad, valiéndose de concilios famosos de todos los pueblos y gentes y de las mismas sedes apostólicas.” (San Agustín, Carta a Dióscoro 118,32)

Pero las nuevas armas de los destructores de la Iglesia son las mismas que tenemos quienes la defendemos: los nuevos medios de comunicación. No dudemos en defender a la Iglesia en todo espacio y momento. Dios “...quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad” (1 Tim 2, 4)

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Arcángel San Miguel,
apiadate de nosotros y defiéndenos en la batalla de la vida.
Ampáranos ante los ataques y las acechanzas del enemigo-
Arroja al infierno a Satanás
y a todos aquellos espiritus malvados que quieran atacarnos
Amén.

martes, 1 de febrero de 2011

Unidad Cristo-Iglesia... y amor a la Iglesia

Merece leerse este post del blog Corazón eucarístico de Jesús. El Sagrario, que con tanta sinceridad, afecto y dedicación lleva el Padre Javier Sánchez. Pulse en la imagen para ir allí: Adelanto un breve párrafo para que se den cuenta de lo que les hablo:


"La Iglesia es el sacramento de Jesucristo, lo cual quiere decir, que la Iglesia se encuentra en cierta relación de identidad mística con Jesucristo. Todas las metáforas, imágenes y tipos de la Iglesia en la Escritura y en la Tradición reflejan esta identidad mística: Cuerpo de Cristo, Esposo y Esposa, Tabernáculo de su Presencia, Edificio en el que Cristo es el Arquitecto y la piedra angular, Templo de Cristo donde Él enseña, Arca y Columna, Paraíso en que Cristo es el árbol de vida, la Luna que refleja al Sol que es Cristo... Baste recordar un buen número de estas imágenes en el capítulo I de la Constitución Lumen Gentium. Por eso,  apartarse de la Iglesia es apartarse de Cristo; segregarse de la Iglesia es ser arrancado de Cristo quedando sin la comunicación de la Gracia, de la Redención y de la Verdad."

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Señor danos unidad,
la necesitamos como el agua. 
Agua de vida eterna que eres Tu
y que se sólo la encontramos en
la Iglesia.
Amén

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