sábado, 2 de marzo de 2024

Oremos para ver más allá de nosotros mismos.

Leamos un texto del maravilloso libro, El Iconostasio, de Pavel Florensky:

Lo mismo ocurre con los iconos: son representaciones visibles de espectáculos misteriosos y sobrenaturales», según la definición de san Dionisio Areopagita. El icono es siempre más de lo que él mismo es, cuando es una visión celestial; o menos, si el icono no le abre a una conciencia el mundo suprasensible, en cuyo caso solo se le puede llamar una tabla pintada. 

Es profundamente falsa esa corriente contemporánea según la cual el arte de los iconos se debe entender como un arte antiguo, como pintura. Es falsa sobre todo porque en ese caso se le niega a la pintura su fuerza particular: también la pintura en general es o bien más o bien menos que sí misma. Toda pintura tiene la finalidad de llevar al espectador, más allá del límite de los colores y de la tela perceptibles por los sentidos, a una determinada realidad. Y entonces la obra pictórica tiene en común con todos los símbolos en general su característica ontológica básica: ser aquello que simbolizan. Pero si el pintor no ha conseguido alcanzar sus objetivos, tanto en general como en el caso de un espectador en concreto, y la obra no conduce más allá de si misma a ningún lugar, entonces no se puede ni siquiera hablar de ella como de una obra de arte. En este caso decimos que no son más que garabatos, un fracaso, y cosas por el estilo. 

Ahora bien, el icono tiene como fin conducir la conciencia al mundo espiritual, de mostrar "espectáculos misteriosos y sobrenaturales". Si según la apreciación y, más precisamente, la intuición del espectador este objetivo no se consigue y en él no se despierta ni siquiera una vaga sensación de la realidad de otro mundo, del mismo modo que el olor a yodo con el que las algas impregnan el aire nos avisa de la presencia de mar, en ese caso solo podríamos decir de este icono que no forma parte de las obras de la cultura y que su único valor es material, y en el mejor de los casos, arqueológico. (Pavel Florensky. El Iconostasio. El templo, altar y el iconostasio)


Pavel Florensky fue un sacerdote ortodoxo, que vivió la entrada del comunismo en su país: Rusia. Fue matemático, profesor de universidad y predicador de una fe que casi ha desaparecido en la actualidad. Le propongo que piense en lo que Pavel nos indica, que generalizando su mensaje en toda obra que hagamos para mayor gloria de Dios. Sólo pensemos en un icono sagrado, sino en lo que escribimos, decimos o vivimos. Este mismo blog, aunque sea profundamente humilde y pequeño, intenta señalar la presencia de Dios en todo y todos. Una presencia trascendente que intenta ser imagen de Cristo mismo. Quiera el Señor ayudarnos a reflejar su imagen a los demás, porque esa sería la mejor de todas las evangelizaciones que podemos hacer.

Habla de lo sagrado y de la trascendencia de nuestras humildes obras, es similar a pintar un icono que muestre el Misterio de Dios entre nosotros. No porque quien pinta, escribe o actúa, tenga la Revelación completa y profunda de Dios. Es imposible tenerla, sino porque hacemos presente a Dios, como Misterio profundo, en medio del un mundo cada día más desquiciado y destrozado. Confieso que desde hace meses, me cuesta mucho escribir en este y otros blogs. Me cuesta porque veo que lo que muestro no es capaz de impactar en el mundo, como lo hizo en los primeros días. Es como si un iconógrafo ve que su humilde obra no es capaz de mostrar a Dios a los demás. Ya nadie mira su obra y se arrodilla. Lo mismo pasa con el mejor y más maravilloso icono.

Todo se ha convertido en piezas de museo que se miran y se admiran, sin que impacten profundamente en quienes las ven. Es como un poeta que se da cuenta que la poesía ya no llega a quienes la leen. Nadie comprende el lenguaje que empleamos para mostrar el Lenguaje de Dios con nosotros. Cristo ya no es el Logos, palabra que llena de sentido. Sin duda el enemigo ha trabajado bien en rápido con nuestra sociedad. La ha hecho sorda y ciega a la presencia trascendente de Dios. Nosotros nos hemos dejado cegar y taponar los oidos. Los hemos hecho a cambio de apariencias huecas, simulacros sin sentido y ruido mediático que nos aturde.

Lo más triste de todo esto, es que nos hemos ido alejando unos de otros. Ya casi no nos reconocemos y hasta tememos ser reconocidos. ¿Cómo vamos a amarnos unos a otros como Cristo nos amó? Es imposible porque desconfiamos y recelamos. Nos está sucediendo algo similar a la Torre de Babel, en la que la soberbia de llegar a Dios con nuestras fuerzas humanas, nos destrozó. ¿Qué podemos hacer? Sin dudarlo, trabajar la unidad entre nosotros. ¿Cómo hacer que los iconos sean de nuevo comprendidos? Esto sólo puede hacerlo el Espíritu Santo, como en Pentecostés. Recemos para que vuelva a darnos la gracia de ver más allá de nosotros mismos.


viernes, 26 de enero de 2024

15 años de vida, demos gracias al Corazón de Jesús


Sagrado Corazón de Jesús, que ardes de amor y misericordia por nosotros, atiende nuestra súplica en estos tiempos de tribulación.

Toca con tu mano bendita a todos los que sufren en cuerpo o en alma, y llénalos de tu gracia redentora que sana y salva.

Guárdanos de todo mal y danos la fortaleza y la confianza para afrontar la tormenta de la vida cotidiana con serenidad y esperanza.

Haz que la paz reine dentro y fuera de la Iglesia. Haz que seamos verdaderos hermanos, hijos de un mismo Padre. Hermanos sin rencores ni miedos, sino llenos de Paz, Amor y Perdón.

Te lo pedimos por tu Sagrado Corazón, que tanto nos ama y que nos has mostrado para ayudarnos a vivir con Esperanza y para trabajar por nuestra salvación. Sólo Tu eres Fuente de Agua Viva. 

Gracias por hacer que este sencillo espacio en la red siga atrayendo a personas necesitadas de reencontrarse contigo. Gracias por tomarnos como humildísima herramienta en sus Manos. Manos que dan sentido a nuestra existencia y labor evangelizadora.

Todo el poder, el honor y la gloria está en ti Señor 

Amén.

martes, 29 de agosto de 2023

Y vosotros ¿Quién decís que soy Yo?

El pasado domingo se leyó un pasaje del Evangelio de San Mateo que tiene bastantes aspectos interesantes sobre las que reflexionar. Entre estos aspectos hay uno sobre el que podemos reflexionar. Nos encontramos con un "peligro" en el que caemos con mucha facilidad: la subjetivación emotiva de la Verdad. Si releemos el Evangelio veremos que Cristo pregunta primero: ¿Quién dicen los hombres que es el Hijo del Hombre? La gente indica lo que cada uno quiere creer, le gustaría que fuese o lo que es socialmente correcto. Después pregunta directamente a los Apóstoles: ¿Quién decís que soy yo?" Pedro no espera, indica lo que el Espíritu le dicta.

Devolvió el Señor la palabra al apóstol por el testimonio que dio de El: dijo Pedro: "Tú eres el Cristo, Hijo de Dios vivo" y el Señor le dijo: "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan". ¿Por qué? "porque no te lo reveló la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos". Reveló el Espíritu Santo lo que no pudo revelar ni la carne ni la sangre. (San Jerónimo, tomado de la Catena Aurea Mt 16, 13-19)

El peligro que antes indicaba valorar la pregunta que hace el Señor desde la subjetividad personal y no sobre la Verdad. Pedro indicó claramente:  "Tú eres el Cristo, el Hijo de Dios vivo" y Cristo le dijo que "Bienaventurado eres, Simón, hijo de Juan: porque no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos". Creo que esto nos deja muy claro que Pedro respondió aquello que el Espíritu Santo le reveló directamente. No es lo que Pedro piensa, siente, le parece o intuye. Es la Verdad que se manifiesta en él con el objetivo de revelarse al mundo. Mundo que siempre se siente disgustado con la Verdad y que procura esconderla detrás de cualquier tramoya, simulacro divertido y bien visto.

Es muy frecuente que se indique que "no vale" repetir lo que indicó Pedro, como si la subjetivación fuese más importante que la Verdad. Si una persona se atreve a repetir las palabras que el Espíritu reveló a Pedro, es como si no quisiera "jugar" al aplaudido juego de los simulacros. Juego al que nos encanta jugar en esta era posmoderna. 

Preguntémonos ¿Qué es Cristo para nosotros? Puede ser que nuestra respuesta nos acerque a alguna de las aplaudidas caricaturas que representan al Señor en los tiempos que vivimos. Respuesta que resalta la emocionalidad subjetiva de cada uno de nosotros. Bueno, las caricaturas son justo eso caricaturas, no la Verdad que se hace carne y habita entre nosotros. 

Quizás nos acerquemos a lo que el Espíritu Santo indicó a Pedro. Entonces estaremos algo más cerca de la mano tendida que nos ofrece Cristo. La mano tendida que nos ayuda a salir de la sociedad líquida que nos ahoga. Tendríamos que preguntarnos si somos una moneda con el signo del Cesar o de Cristo. De esto podríamos hacer una nueva pregunta ¿Qué son los sacramentos para nosotros? ¿Son una costumbre o un signo sagrado que nos marca?

En nuestra sociedad posmoderna impera la cultura de la cancelación y esto también repercute en la Iglesia. Si tenemos impreso el signo de Cristo, seguro que somos ignorados por todas las corrientes eclesiales de moda. Nos mirarán de reojo y murmurarán. Seremos invitados a desaparecer porque estorbamos. Nos ignorarán como si no existiéramos. Pero no nos sintamos mal. Si repasamos las Bienaventuranzas nos encontraremos que:

Bienaventurados seréis cuando os insulten y persigan, y digan todo género de mal contra vosotros falsamente, por causa de Mí. Regocijaos y alegraos, porque vuestra recompensa en los cielos es grande, porque así persiguieron a los profetas que fueron antes que vosotros.

Vosotros sois la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya para nada sirve, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres.

Vosotros sois la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar; ni se enciende una lámpara y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a todos los que están en la casa. Así brille vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas acciones y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos. (Mt 5, 11-16)

No desesperemos, aunque nuestro ánimo tenga momentos más o menos oscuros. Las mareas las controla el Señor. Nosotros, debemos esperar su llegada con la lámpara de la Fe encendida. Para ellos, el aceite es imprescindible: Esperanza. Esta es la clave de la espera en los tiempos que vivimos.

martes, 8 de agosto de 2023

Sentido del Misterio en este siglo XXI que vivimos.

Puerta lateral de la Iglesia de Santiago, Torun, Polonia.

"Yo estoy a la puerta y llamo; si alguien oye Mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él y él conmigo" (Ap 3, 20)

Es verano y el calor nos ayuda a reflexionar con tranquilidad sobre lo que, durante el resto del año, casi no nos fijamos. ¿Por qué el Misterio Cristiano va perdiendo relevancia según pasan los años? Durante el Pontificado de BXVI, que Dios lo tenga en su gloria, el Misterio pareció revivir de forma milagrosa. Al menos se detuvo la caída que padecía desde los tiempos de la Revolución Francesa. 

En un sentido trascendente, el término "Misterio" se refiere a aquellas realidades que están más allá de la comprensión superficial, cotidiana y puramente evidente. El Misterio está asociado con aspectos profundos y ocultos de la existencia, la espiritualidad, la fe y la realidad. Para darnos cuenta del sentido del Misterio en el contexto actual, es necesario atender a las siguientes consideraciones:

Revelación personal: Los misterios a menudo están relacionados con experiencias de revelación personal y espiritual. Aquí, el individuo puede sentir que ha obtenido una comprensión directa e íntima de una verdad profunda que trasciende el conocimiento convencional.

Profundidad de conocimiento: Los misterios representan un nivel más profundo de conocimiento que no puede ser completamente capturado o explicado por las formas tradicionales de pensamiento o lógica. Estos conocimientos a menudo se transmiten a través de enseñanzas secretas, simbolismo y experiencias personales de revelación.

Simbolismo y alegoría: Los misterios a menudo se expresan a través de símbolos, analogías y alegorías que requieren una interpretación más allá de su significado literal. Un ejemplo son las parábolas. "El Reino de los Cielo es como..." nos permite entender de forma simbólica y alegórica, aquello que se nos hace imposible de entender por evidencias. Los Sacramento también se denominaban antes como Misterios, ya que exceden nuestra capacidad de comprensión y nos religan con Dios. Los símbolos pueden ayudar a hacer vivo aquello que es difícil de comunicar de manera directa.

Unión con Dios: En la Tradición Apostólica encontramos que los Misterios están relacionados con el deseo de unión con lo Divino, lo Trascendente. Acercarnos a los Misterios nos ayuda a tener más conciencia de lo que conecta, religa, con lo que está más allá de la realidad cotidiana.

Transformación personal: La exploración de los misterios a menudo conlleva un proceso de conversión profunda. Se trata de dejar que la Gracia de Dios haga el milagro de la transformación personal y espiritual. Al comprender y experimentar aspectos lo trascendente, las personas pueden experimentar cambios en su percepción, valores y sentido de propósito. Pero esto no ocurre por la "fuerza" personal, sino por la Gracia del Espíritu.

Exploración de la naturaleza de la realidad: Los Misterios también pueden involucrar preguntas profundas sobre la naturaleza de la realidad, la existencia y el propósito de la vida. Estas cuestiones a menudo desafían los paradigmas convencionales y pueden llevar a una comprensión más amplia de la realidad. Una realidad que padecemos sin llegar a comprender lo que hay tras ella.

Dicho todo esto, es necesario indicar que es complicado encontrar grupos o personas, que cultiven esta profunda devoción por los Misterios Cristianos. Lo normal es que seamos ignorados por las dos tendencias extremas: el tradicionalismo y el progresismo. No somos útiles para sus intereses humanos, por lo que no le llegamos a importar. Como pocos, casi nadie. No representamos peligro para el "status quo" del poder estructural eclesial.

En resumen, los Misterios representan conocimientos y experiencias que van más allá de lo superficial, cotidiano y lo evidente. Estos Misterios pueden estar relacionados con aspectos profundos de la existencia, la espiritualidad, la fe y la conciencia, y su búsqueda puede llevar a una mayor comprensión de la naturaleza de la realidad y la conexión con Dios. Nos ayudan a estar en "sintonía" con la melodía de la creación. Somos pocos, pero no dejamos que la llama de la lámpara se apague. 

sábado, 29 de julio de 2023

La Sagrada Sangre del Señor


 La Sagrada Sangre del Señor

La fe actual es principalmente vivencial y emotivista. Somos reacios ver más allá de las emociones que nos mueven o paralizan. Los símbolos, han dejado de ser algo que alimente la fe que tanto necesitamos. El problema del emotivismo es que es fluido, líquido. No es capaz de soportar cambios y desalientos. NO olvidemos los símbolos y profundicemos en ellos para ganar esperanza y confianza en Dios. Hoy comparto algunas reflexiones sobre un símbolo muy importante y profundo: la Sangre del Señor. 

¿Qué nos dice la Sagrada Sangre del Señor? La Sangre es un profundo símbolo de redención y salvación. La Sangre del Señor fue ofrecida por nuestros pecados. Además, es cada Eucaristía se consagran pan y vino, como Carne y Sangre de Cristo. Nuestra cultura religiosa da gran importancia al Cuerpo del Señor, que se nos ofrece por medio del pan eucarístico. Pero la Sangre parece que la tenemos algo olvidada. 

La Sangre del Señor es un tema sobre el que debemos meditar profundamente.  ¿Meditar, pensar, profundizar? ¿No se basa nuestra fe en sentir, hacer y en todo caso, divertirnos? Seguro que muchas personas se quedan en la cuarta parte de la mitad del Mandamiento principal. ¿Mandamiento principal? No crean, Cristo lo dejó muy claro:

Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. El segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Mt 22,34-40)

¿A qué me refiero con la cuarta parte de la mitad? La sociedad actual nos reclama ser dóciles con lo que las estructuras sociales nos indican. Para ello es necesario vender un simulacro de "buenismo solidario" y filantrópico. Esta es la cuarta parte de la mitad a la que me refería. Solemos olvidar lo principal: amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu mente. ¿Con toda mi mente? ¿No se trataba de centrarnos en el emocionalismo y nada más? Leamos lo que nos dice San Agustín sobre el asunto:

Pues ¿Quién no ve que primero es pensar que creer? Nadie, en efecto, cree si antes no piensa que se debe creer. Y aunque a veces el pensamiento precede de una manera tan instantánea y vertiginosa a la voluntad de creer, y ésta le sigue tan rápidamente que parece que ambas cosas son simultáneas, no obstante, es preciso que todo lo que se cree se crea después de haberlo pensado. Y eso, aunque el mismo acto de fe no sea otra cosa que el pensar con el asentimiento de la voluntad. Porque no todo el que piensa cree, como quiera que muchos piensan y, sin embargo, no creen. Pero todo el que cree, piensa; piensa creyendo y cree pensando. (San Agustín. Tratado de la Predestinación de los santos, 2, 5)

Entonces, meditemos un poquito sobre la Sagrada Sangre de Cristo. Empecemos por tener claro la razón de que sea sagrada. ¿Qué es lo sagrado? Aquello que no muestra a Dios como por medio de una imagen y semejanza. Imagen, porque no podemos ver a Dios directamente. Semejanza, porque una realidad material sólo puede contener un reflejo de Dios. La Sagrada Sangre del Señor es un símbolo Sagrado que nos habla y nos colma de entendimiento. Un entendimiento que supera las limitaciones humanas y sociales, que nos rodean.

La sangre es lo que nos da la vida al circular por nuestro cuerpo. A través de ella se difunde el oxígeno y los nutrientes que cada célula de nuestro cuerpo necesita. La Sangre de Cristo es la Sangre que da sentido y fuerza al mundo. Se derramó en la Cruz, para que fuésemos sanados de nuestro pecado y pudiéramos reencontrar el Camino, Verdad y Vida, que Adán perdió en su momento. La Sangre del Señor cayó a la tierra y la misma tierra se revivificó con ella. Recordemos que la tierra tembló y hubo muertos que se levantaron de sus tumbas (Mt 27,52-54). Hasta uno de los centuriones que estaban en el Gólgota, viendo lo que sucedía, creyó.

Quizás hoy en día esto nos suene a película de terror de Hollywood, pero no olvidemos que fue escrito en los Evangelios y que todo lo escrito en ellos es Palabra de Dios. Tengo claro que actualmente los Evangelios se diseccionan para entresacar lo que conviene, desechar lo que va contra el buenismo de moda u olvidar aquello que no se sabe qué hacer con ello. Es el signo de los tiempos y debemos ser capaces de leer en este signo para discernir.

¿Qué simboliza la sagrada Sangre del Señor? Nos muestra que sólo en Cristo está la redención, el perdón y la santificación. Nos muestra que la Eucaristía es fundamental, porque nos acerca a Cristo sin otro mediador que el Espíritu Santo. Nos recuerda que podemos esperar en Dios y descansar en Él. El mundo tiembla cuando la Sangre del Señor cae en él. ¿Y todas las maravillas que nos ofrece el mundo actual? Son sólo apariencias vacías. Simulacros que nos distraen de lo esencial: Cristo como único Camino, Verdad y Vida.





domingo, 28 de mayo de 2023

Los templos se convierten en museos. ¿Dónde encontrar un espacio sagrado?

Altar del templo de Nuestra Señora, Torun, Polonia

Seguramente todos hemos visto cómo los templos más antiguos y bellos, se van convirtiendo en museos. Se realizan visitas turísticas guiadas donde lo que se resaltan los aspectos profanos, estéticos e históricos. Se olvida lo más importante, el sentido del espacio sagrado como catalizador o facilitador de nuestra cercanía con Dios. Verdad, Bondad y Belleza se desligan e incluso, se enfrentan. Para el ser humano del siglo XXI son fines inconexos e independientes. Para quien cree en Dios, son caminos que nos elevan y acercan a Dios.

Sin duda, hay personas que se convierten cuando acceden a un bello templo. ¿Por qué? Porque la admiración deja la puerta de su ser abierta. El Espíritu Santo consigue desbloquear el diapasón del espíritu y hacer que vibre a la frecuencia de Dios. Sucede como cuando tenemos una copa que vibra a la frecuencia de un sonido. Pero, los templos son espacios sagrados que los fieles podemos y debemos vivir de forma activa. No creo que haya muchos templos que utilicen la belleza para evangelizar a sus propios fieles. En las catequesis no se muestra el sentido que tienen las proporciones, formas, imágenes colores, música, cantos, ceremonias y hasta los movimientos y posturas que fieles y sacerdotes tomamos o realizamos. Incluso santiguarse frente al altar, tiene un profundísimo significado que nadie nos explica y señala. Si no comprendemos, ignoramos.

Cuando somos conscientes de esto, comprendemos la razón por la que la Liturgia va haciéndose más y más socio-cultural con el tiempo. Cuando no comprendemos las razón y sentido del Tesoro Escondido, lo terminamos usando como pisapapeles. Cuando la Perla valiosa es sólo una bonita bolita, la podemos usar para jugar. Cuando el Aceite de las Vírgenes sensatas se utiliza para freír comida, no tendremos reservas para esperar al Novio. Aquí tienen una bella imagen de un Cristo en la Cruz que tomé hace una semana en la Catedral de Toruń (Polonia). Es una imagen bella, sencilla. Si se fijan, tiene un reclinatorio justo debajo de ella. ¿Por qué?

Cristo crucificado Catedral de Torun (Polonia)

Podemos mirar la belleza de la imagen y pensar en su estilo artístico, formas, colores y antigüedad. Ahora, también podemos tomar una postura diferente a la de un simple turista y acercarnos y arrodillarnos delante de Dios frente a la imagen. Arrodillados podemos mirar la imagen y orar, meditar y sobre todo, abrir nuestro ser al Espíritu Santo. Entonces, quizás, veremos que la bella escultura es imagen y semejanza de la pasión del Señor. En la crucifixión, un sorprendido centurión dijo: ...este era verdaderamente el Hijo de Dios (Mt 27,54). ¿Podríamos decir, sentir y ser conscientes de ello? 

Quizás con la ayuda del Espíritu Santo podamos hacerlo. De rodillas, simbolizamos que humildemente dejamos que Dios nos llene de su Agua Viva y Espíritu. Sólo sin nacemos de nuevo del Agua y del Espíritu podremos entrar en el Reino de Dios (Jn 3,5-7). Pero ¿Qué es el Reino de Dios? Nos dejó claro el Señor que el Reino de Dios no es de este mundo (Jn 18,36). Al Reino de Dios se llega siguiendo el Camino, la Verdad y la Vida, que es Cristo. Cada vez que rezamos el Padre Nuestro pedimos que Reino de Dios venga a nosotros y nos llene de sentido. Frente a una imagen, dentro de un bello templo y con el ser abierto al Señor, veremos la Puerta que es Cristo y cómo invita a entrar: Yo soy la puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos (Jn 10, 9).

Actualmente no es sencillo andar las pisadas del Señor. Nunca lo ha sido. Tenemos miles de placenteras distracciones, aficiones y motivaciones, que nos señalan otras sendas diferentes. Quizás la senda socio-cultural es la que la Iglesia promociona con más fuerza. No es una mala senda, porque ayuda a los demás. Se ayuda por filantropía, por solidaridad, por ser ellos, pero se olvida que nuestros hermanos son imagen y semejanza viva de Dios. Nunca viene mal hacer el bien. Nunca es rechazable atender los aspectos sociales y culturales. Pero hemos sido llamados para elevarnos hacia el Reino de Dios al mismo tiempo que hacemos el bien en la tierra. 

¿Está mal convertir los templos en museos y fomentar las visitas turísticas? Si se hace con respeto, está bien, pero no deja de ser limitado y limitante. Pero quizás debamos recordar que la trascendencia, la sacralidad, nos llena de sentido. ¿Dónde encontrar un espacio sagrado actualmente? Recordemos que cada uno de nosotros somos templos del Espíritu. Quizás este sea el último reducto sagrado al que podremos acceder dentro de poco.




sábado, 6 de mayo de 2023

Clemente de Alejandría. ¿Qué es el Misterio Cristiano?


¿Qué es el Misterio Cristiano? Sin duda no es algo que haya sido ocultado por el ser humano. Tampoco es un conocimiento que unos pocos conozcan. ¿Por qué tan pocas personas han recibido catequesis sobre ello?

El Señor no reveló a muchos lo que no estaba al alcance de muchos, sino a unos pocos, a los que sabía que estaban preparados para ello, a los que sabía que podían recibir la palabra y configurarse con ella. Los Misterios, como el mismo Dios, se confían a la palabra (viva), no a la letra. Y si alguno objeta que está escrito que «nada hay oculto que no haya de manifestarse, ni escondido que no haya de revelarse» (Mt 10, 20), le diremos que la misma palabra divina anuncia que el secreto será revelado al que lo escucha en secreto, y que lo oculto será hecho manifiesto al que es capaz de recibir la tradición transmitida de una manera oculta, como la verdad. De esta suerte, lo que es oculto para la gran masa, será manifiesto para unos pocos. ¿Por qué no todos conocen la verdad? ¿Por qué no es amada la justicia, si ella está en todo el mundo? Es que los Misterios se comunican de manera misteriosa, para que estén en los labios del que habla y de aquel a quien se habla; o, mejor dicho, no en el sonido de la voz, sino en la inteligencia de la misma. Dios concedió, en efecto, a la Iglesia, «que unos fueran apóstoles, otros profetas, otros evangelistas, otros pastores y maestros, para perfeccionamiento de los santos, para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo» (Ef 4, 14) 21. (Clemente de Alejandría. Stromata. I, 1, 13, 2)

El Misterio Cristiano es la misma Gracia de Dios que nos transforma para ser bienaventurados. Nos transforma según el designio de Dios. Cada cual con su carisma y talentos. Todos, unidos y reunidos en Nombre del Señor, conformamos un maravilloso mosaico. Pero no nos podemos quedar como elementos pasivos e indiferentes. Dios llama a nuestra puerta y espera a que le abramos. ¿Por qué ignoramos que espera a que nosotros le invitemos a entrar?

Tenemos que rogar a Dios que haga posible para que abramos la Puerta cuando Él llama. Sólo Él tiene Palabras de Vida Eterna. Él es el Logos de Dios. No le dejemos esperando fuera.

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